jueves, 29 de diciembre de 2011

CINCO FALSOS MITOS SOBRE LOS SEGUROS DE COCHE:

Vamos a intentar desvelar cinco de los falsos mitos más extendidos entre la población sobre los seguros de coche. Pueden ayudarte a ahorrar una buena cantidad de dinero.

1. El seguro a todo riesgo siempre es la opción más adecuada.

Una tendencia bastante extendida entre los conductores es mantener el coche asegurado a todo riesgo durante largos periodos de tiempo. Sin embargo, cuando el vehículo tiene cierta antigüedad, generalmente suele ser a partir de los cinco años, el seguro a todo riesgo empieza a tener menos sentido.

En caso de tener un siniestro, si la reparación del coche supera aproximadamente un 75% de su valor, las compañías aseguradoras asumen que no merece la pena reparar el coche e indemnizan al asegurado por el importe correspondiente al valor del coche en ese momento. Teniendo en cuenta la fuerte depreciación que sufre un automóvil con el paso del tiempo, llega un momento en el que no merece la pena pagar las elevadas primas de una póliza a todo riesgo en relación a la posible indemnización.

Por eso, para lograr un ahorro significativo sin perder un adecuado nivel de protección, es recomendable ir adaptando el nivel de cobertura del seguro según avancen los años introduciendo, por ejemplo, una franquicia o pasando a una póliza de terceros con coberturas específicas de lunas, robo y/o incendio.


2. Los coches de colores llamativos, como el rojo o el amarillo, tienen primas más elevadas.

Es la “reina” de las leyendas urbanas en cuanto a seguros de coche. Los motivos que alegan los que la esgrimen es que las aseguradoras asocian estos colores automáticamente con juventud y una conducción agresiva. Según el director general de AsesorSeguros.com, “es una de las dudas más habituales entre los interesados en comprar un seguro”.

Resulta bastante paradójico, en su opinión, porque “ninguna de las aseguradoras que comparamos contempla a día de hoy el color como una de las variables que deciden la prima, mientras que las características técnicas del coche y el historial de conducción sí son determinantes para el precio final”.


3. Los extras que añadamos al coche se incluyen automáticamente en el seguro.

En los últimos años se ha puesto muy de moda, especialmente entre los más jóvenes, añadir elementos extra a los coches: faros de diseño, cristales tintados, equipos de música potentes, GPS… Existen infinitas posibilidades y combinaciones para que los propietarios de los coches hagan de su vehículo una pieza única.

Aquellos a los que les gusta personalizar sus automóviles suelen invertir una suma considerable en esta afición. Sin embargo, no siempre se tiene en cuenta que la mayoría de las aseguradoras exigen que estos equipamientos que no vienen de serie sean declarados expresamente en la póliza para quedar cubiertos y, dependiendo del valor, además incrementarán el coste del seguro.


4. Dar parte de un accidente siempre supone un aumento de la prima.

Dar un parte de accidente puede aumentar el precio de renovación anual de la póliza… o no modificarlo en absoluto. Incluso habiendo dado un parte es posible que, al recalcular la cuota anual del seguro, ésta se reduzca.

Esto sucede porque dependiendo del número de partes que haya declarado el asegurado, las circunstancias y la gravedad de cada uno de los incidentes, el nivel de bonificación puede no verse afectado. Lo que sí es evidente es que una conducción segura y responsable es la mejor garantía para obtener un seguro más económico. De hecho, existen ciertas aseguradoras que permiten hasta 3 partes al año sin que ello suponga una penalización en la prima.


5. Contratar los seguros de coche y el de la casa con la misma empresa siempre será más económico.

En la actualidad, hay una gran variedad de compañías aseguradoras y muchos artículos o aspectos de nuestra vida que requieren un seguro. La vía más sencilla, aunque no necesariamente la mejor, es contratar todos estos servicios con una misma compañía. Sin embargo, está demostrado que cada entidad tiene su grado de especialización en un segmento determinado.

Una aseguradora puede tener el precio más competitivo para el seguro de un Ford Focus de una conductora menor de 30 años, pero en cambio ser mucho más cara que otras opciones para la póliza de un BMW Serie 3 de un conductor mayor de 50 años o, por ejemplo, para el seguro de una vivienda.


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