Las compañías aseguradoras ofrecen descuentos a los clientes que no dan
partes de accidente. Son tomadores de seguro rentables para las aseguradoras,
porque pagan la póliza del seguro pero no utilizan las coberturas.
Por este motivo, es muy común preguntarse si al cambiar de compañía de
seguros, la nueva compañía va a respetar las bonificaciones conseguidas durante
los años anteriores.
Nuestra recomendación es que lo mejor es olvidarse de ese aspecto. Al
analizar lo que ofrece otra aseguradora sólo hay que tener en cuenta lo que se
va a pagar y lo que se va a recibir a cambio, en caso de siniestro. Por ese
motivo son dos los aspectos en los que hay que fijarse:
- Coste
del seguro en mi compañía actual y coste en la que me planteo como
alternativa.
- Coberturas,
indemnizaciones y Condiciones Generales que me ofrecen una y otra.
Una vez analizados esos apartados, una vez sabemos qué nos interesa y que
no, podemos obtener más beneficio del sistema de bonificación, porque sabemos
lo que queremos.
El sistema de bonificaciones que utilizan las compañías aseguradoras está
lleno de matices y todos son importantes. Los vemos con detalle:
- Definición
y objetivo
- Sistema
bonus-malus
- Sistema
de bonificación
- Sistema
de penalización
- Respeto
de las bonificaciones
- Conclusiones
- Desglose
de la prima y aplicación de la bonificación
Bonificación es el descuento que aplica una aseguradora sobre su tarifa
base.
Penalización es el recargo que aplica una aseguradora sobre su tarifa base.
También se puede considerar penalización toda disminución de la bonificación
que se aplicara en años anteriores.
Con este sistema de bonificaciones y penalizaciones, las compañías
persiguen personalizar las pólizas en función del historial de siniestralidad
de cada conductor, con el objetivo de ajustar los precios en cada caso en
función de cada riesgo individual. Es un sistema que no beneficia ni perjudica
a nadie. Quien tiene menos accidentes paga menos y quien tiene más paga más. Lo
único que hacen las compañías es medir mejor el riesgo, de forma
individualizada. Así, cada uno paga en función de sus características como
conductor.
Ese es el motivo por el que las compañías idearon un sistema de medición y
de gestión del riesgo en función de la siniestralidad de cada conductor.
Tanto le beneficia al sector conocer los detalles de cada conductor para no
cometer errores en su gestión del riesgo, que las aseguradoras, en conjunto,
crearon un fichero, denominado SINCO, en el que todas ellas declaran los
detalles de los accidentes de sus asegurados, con la intención de que todas
puedan ver los datos de todos los conductores. Este sistema beneficia a los
tomadores del seguro, porque al disponer todas ellas de los datos de todos, existen
mayores posibilidades de competencia y de elegir entre una u otra asegurador.
Por este motivo, para conocer el precio de un seguro para el coche, es necesario dar el DNI,
el número de póliza anterior y la matrícula del coche.
Con este sistema de bonificaciones y penalizaciones (llamado sistema
bonus-malus) podemos definir tres categorías en las que dividir la pólizas de
seguro:
- “Pólizas
de conductores neutros”: Categoría en la que ni se aplican bonificaciones
ni penalizaciones sobre la tarifa normal. Podríamos decir que es la
categoría media, donde se encuadran la mayoría de conductores.
- “Pólizas
de conductores buenos”: En esta categoría se incluyen las pólizas con
bonificaciones. En esta categoría podemos ver qué póliza de seguro
podríamos pagar si fuéramos capaces de tener menos percances.
- “Pólizas
de conductores malos”: Categoría de las pólizas con penalizaciones. El
lugar de la tabla hacia el que no nos queremos dirigir.
Los niveles de descuento (bonificación) o incremento (penalización) se
aplican sobre la tarifa de la póliza a pagar. Se expresan normalmente en
porcentaje, con escalones que van de cinco en cinco o de diez en diez puntos
porcentuales.
Por ejemplo, cada año que transcurra sin dar partes de accidente como
culpable, la póliza puede costar 5% un 10% o hasta un 20% menos. Al contrario,
cuando el asegurado presenta partes de accidente en los que aparece como
culpable, su descuento disminuirá o se aplicará un recargo sobre el precio de
tarifa que puede ser 30%, del 20%, etc. (Como en todos los detalles de los
seguros, los porcentajes también varían, lógicamente, de una compañía a otra).
En la categoría “Pólizas de conductores malos” hay una gran variación de
criterios entre unas compañías y otras, pero cada día es más frecuente que las
compañías no renueven las pólizas a aquellos asegurados que tienen muchos
percances (Cada compañía decide qué significa “muchos” para ellos).
La categoría “Pólizas de conductores neutros” no tiene ni bonificaciones ni
recargos. Es la zona donde existen más conductores, por pura cuestión
estadística y también la zona de precios que se aplica a todos los usuarios que
no pueden demostrar su historial de incidentes.
La categoría “Pólizas de conductores buenos” es la más interesante para el
asegurado.
Tres factores determinan este sistema:
- Bonificación
máxima
- Años
necesarios para alcanzar la bonificación máxima
- Sobre
qué coberturas se aplica el sistema de bonificación
Para analizar correctamente el sistema de bonificación hay que analizar dos
aspectos muy importantes, que son:
El tope máximo se sitúa normalmente entre el 40 y el 65% de bonificación,
según el criterio de cada compañía. En algunas aplican diferentes
bonificaciones en función de la póliza contratada. Por ejemplo, en un seguro a
todo riesgo aplican una bonificación máxima del 60% y en un seguro a terceros
aplican un máximo del 30%.
Esta diferencia es relevante porque lo habitual es asegurar el coche a
“todo riesgo” durante los primeros años y luego contratar un seguro a
“terceros”. Por este motivo, al estudiar el paso de un seguro de “todo riesgo”
a uno a “terceros” es necesario consultar este punto. Cabe la posibilidad de
que la bonificación máxima sirviera en su momento para elegir la compañía en el
momento de asegurar el coche a “todo riesgo”, pero que, al cambiar a terceros,
interese más la bonificación en otra compañía.
También ocurre que al cambiar de coche no se mantenga la bonificación que
disfrutábamos con el anterior. Es posible que si con el coche anterior teníamos
una bonificación del 50%, con el nuevo tengamos que partir de un 30% de
bonificación.
- 2.- Años necesarios para alcanzar la bonificación máxima
Las compañías anuncian con mucha intensidad cuál es la máxima bonificación
que ofrecen y, sin embargo, pocas dicen cuántos años son necesarios para llegar
a esa bonificación máxima. Cabe la posibilidad de que una compañía ofrezca un
valor muy alto de bonificación máxima, pero que resulte inalcanzable en
realidad por la cantidad de años necesarios para llegar a ella.
Existen compañías cuyas condiciones permiten alcanzar la bonificación
máxima en 5 ó 6 años y otras en las que no se puede llegar en menos de 12 e
incluso en algún caso es imposible alcanzarla en menos de 20 años. Hay
compañías que incrementan el intervalo de diez en diez puntos porcentuales y otras
que sólo lo incrementan de 2 en 2.
- 3.- Sobre qué coberturas se aplica el sistema de bonificación
Es inútil que una compañía anuncie una bonificación del 60% cuando esa
bonificación sólo se aplica sobre la cobertura barata de contratar (de
incendio, por ejemplo) y que no aplique bonificaciones en el resto de
coberturas (que, además, son más caras de contratar). Conviene estudiarlo bien
porque muchas veces es preferible tener poca bonificación pero aplicable a
todas las coberturas.
En definitiva, no basta con mirar la publicidad de las aseguradoras y
correr el riesgo de fiarse del sello “hasta un 60% de bonificación”. Es
necesario examinar cuánto tiempo es necesario para alcanzar una bonificación
equivalente a la de otra aseguradora (aunque en ninguno de los casos sea la
máxima) y ver en cuanto tiempo podríamos llegar con nuestra experiencia como
conductores. También es necesario examinar en qué pólizas se aplica esa
bonificación.
Todos los conductores, incluso los que nunca han tenido antes un accidente,
pueden tener un accidente y ser los culpables. Cuando lo tienen y son
culpables, si recurren al seguro para que que cubra los daños que ha sufrido su
coche (y el resto de coches implicados en su caso), el seguro pagará las
indemnizaciones que le corresponda.
El castigo al conductor que ha tenido el accidente no le llegará hasta el
año siguiente, cuando tenga que renovar la póliza del seguro. En ese momento,
verá como el precio de su contrato de seguro a todo riesgo (o a terceros) se ha
incrementado a causa de que la compañía le habrá variado las condiciones de
bonificación o penalización de que disfrutaba hasta entonces.
Veamos cómo se aplican las condiciones de penalización en las compañías.
- Penalizaciones
que se aplican en términos generales. Las compañías hacen mucha publicidad
de las bonificaciones que aplican, para atraer a cuantos más clientes
mejor. Pero esconden entre la letra pequeña el sistema de penalizaciones,
que en ocasiones castiga de forma inexplicable a los conductores que
tienen un siniestro.
Existen compañías en las que presentar
un parte implica un descenso automático de hasta tres niveles de bonificación.
Desde luego no tiene equivalencia entre la bonificación y la penalización,
porque para mejorar el precio de la póliza cuesta subir año a año, peldaño a
peldaño, los niveles de bonificación. En un accidente se puede perder todo el
crédito ganado en tres años sin siniestros.
En otras compañías, en cambio, un solo siniestro
puede no suponer penalización alguna. Debido a estas diferencias entre unas
compañías y otras es imprescindible examinar la letra pequeña. Es posible
también que una compañía se niegue a renovar la póliza al año siguiente si se
sobrepasa un determinado número de partes al año.
- Tipo de
partes que más penalizan. Cada póliza puede estar compuesta por diferentes
coberturas. En una más o menos estándar puede estar incluida la cobertura
por: robo, incendio, asistencia en viaje, defensa jurídica, daños propios,
etc. Hay compañías que únicamente penalizan cuando el conductor es
culpable, pero hay otras que penalizan por cualquier solicitud que les
suponga un gasto, desde solicitar los servicios de una grúa por una avería
gracias a la cobertura de asistencia en viaje hasta por dar un parte por
lunas por un intento de robo.
- Coberturas
a las que afectan las penalizaciones. Algunas compañías aplican las
penalizaciones a toda la póliza y otras dividen la póliza por coberturas y
la penalización sólo afecta al precio de la cobertura afectada. Veamos un
ejemplo.
Un conductor presenta un parte por la
rotura de una luna a su compañía. En las condiciones de esta aseguradora se
detalla que cualquier parte afecta a toda la póliza. Al año siguiente, esta
compañía aplica la penalización y la bonificación de toda la póliza de seguro,
que incluye daños propios, terceros, incendio y defensa jurídica se rebaja al
10%. (Paga un 10% más por el seguro global).
Otro conductor, con un coche idéntico,
con las mismas coberturas, presenta también un parte por la rotura de una luna
a su compañía, que es diferente de la anterior. En esta compañía se dividen las
coberturas en dos o más grupos. Así las cosas, puede tener las pólizas poco
costosas agrupadas en el grupo 1 y las más costosas en el grupo 2. De tal forma
que, si la cobertura de lunas está incluida en el mismo grupo que la cobertura
de incendio y la asistencia en viaje, la penalización sólo afectará al precio
de estas tres coberturas y daños propios, terceros y defensa jurídica no sólo
mantendrán su bonificación, sino que la mejorarán por no haber presentado
ningún parte referente a este grupo.
Para acertar y escoger la póliza que más
beneficia al usuario, está claro que previamente hay que examinar las
condiciones.
Un conductor que lleva varios años asegurando el mismo coche con la misma
compañía, puede acumular bonificaciones hasta llegar al máximo posible. Llegado
ese momento, puede querer cambiar de compañía, por el motivo que sea. Por ejemplo,
porque ha examinado las condiciones generales de ambas y le convencen más las
de la segunda. Sin embargo, como tiene la máxima bonificación, le interesa
mantenerla.
- ¿Respetará la nueva compañía las bonificaciones conseguidas hasta la
fecha?
La respuesta es la misma de casi siempre cuando se trata de pólizas de
seguro: Depende.
Algunas compañías sí respetan la bonificación, sea cual sea la que uno
tenga, siempre que no supere su bonificación máxima. Otras que no la respetan
en absoluto y otras que no aplican su máxima bonificación a clientes nuevos, a
los que aplican un tope máximo.
Sea como sea, más importante que mirar la bonificación es mirar el precio
que aplican y las coberturas que dan a cambio. Si una compañía no respeta la
bonificación, pero da muy buen precio y muy buenas coberturas, mejor que mejor.
Con el paso de los años se podrá mejorar ese precio gracias a las
bonificaciones.
- Si el conductor cambia de coche (sin cambiar de compañía) ¿Se le
respeta la bonificación?
Sí, en todas las compañías (no conocemos ninguna que no la respete). En
realidad, aunque el seguro se firme sobre un coche, la bonificación se dirige
al conductor (bueno, malo o neutral).
La prima puede ser más elevada si el
coche es más caro, o si la compañía lo considera más peligroso (deportivos muy
potentes, por ejemplo), pero la bonificación se mantendrá.
- Si el mismo conductor compra un segundo coche ¿Qué bonificación se le
aplicará?.
Como casi siempre, depende de la compañía. En algunas, para el segundo
coche, no se da ninguna bonificación de entrada, en otras se aplica algún tipo
de bonificación intermedia y en otras se mantiene la misma que con el otro
coche del mismo conductor.
La idea de que una bonificación afecta a toda la póliza está generalizada,
en parte porque las compañías aseguradoras no se preocupan por detallarlo. La
realidad es diferente porque el precio que se paga por una póliza de seguro no
se destina íntegramente a la póliza. Hay una parte que son impuestos y otra que
se destina a otros fines. Veamos el desglose del precio pagado:
- Dinero
que se destina al seguro propiamente dicho. Es decir, a contratar las
coberturas.
- Dinero
que se destina al Consorcio de Compensación de seguros.
- Impuestos.
Los puntos 2 y 3, la parte destinada al Consorcio de Compensación de
Seguros y la parte de los impuestos, no se ven afectadas por las
bonificaciones. Queda claro, por tanto, que el porcentaje de bonificación se
aplica únicamente a la parte de pago de las coberturas contratadas, en el caso,
claro está, de que la bonificación afecte a todas las coberturas, que no
siempre es así.
La parte de la prima destinada al Consorcio de Compensación de Seguros
sirve para que este consorcio pueda cubrir riesgos para los que ninguna
compañía ofrece cobertura, por ejemplo los daños causados por desastres
naturales (inundaciones, granizadas, etc.). El Consorcio también cubre los
siniestros de personas insolventes que circulan en un coche sin seguro.
Para analizar bien las bonificaciones es imprescindible tener en cuenta que
la bonificación máxima probablemente no sea el dato más relevante de una
póliza, porque de nada sirve la bonificación máxima si es imposible alcanzarla.
Por tanto, a nuestro juicio, es más importante conocer cuánto bonifica un años
sin siniestros, cuántos años es necesario pasar sin declarar siniestros para
llegar a la bonificación máxima y si las bonificación máxima es idéntica para
el seguro a todo y para terceros. Para el caso de que tengamos algún percance,
también es necesario saber qué tipo de partes penalizan y cuáles no y si la
penalización afecta a toda la póliza o sólo a una parte.
Es posible que una bonificación máxima del 40-60% no sea una buena oferta
si para conseguirla se requieren muchos años sin dar partes. También puede ser
una mala opción que penalice cualquier tipo de parte y, por supuesto, que
afecte a toda la póliza y no sólo a la parte afectada por el siniestro.