viernes, 28 de diciembre de 2012

NORMAS BÁSICAS PARA CONTRATAR UN BUEN SEGURO DE HOGAR

La preocupación de la mayor parte de los ciudadanos es disponer de un seguro que le cubra de las posibles contingencias y riesgos que pueda sufrir su hogar, motivo por el que es muy habitual que intenten que su póliza de seguros del Hogar disponga de las máximas y más amplias garantías de cobertura posibles.

No obstante, con independencia de este lógico interés, surge después el afán por parte del consumidor de que el precio del seguro sea lo más asequible posible.

El consumidor y más en un mercado de seguros tan competitivo, escoge el que cree el mejor seguro al mejor precio posible y ahí es donde puede cometer, si no está bien aconsejado un grave error.



En muchas ocasiones se puede pensar que para que el seguro le salga más barato se puede reducir el importe de los capitales a contratar, en base a los que se calcula el precio final del seguro.

Estableciendo un ajuste en definitiva, para que el seguro sea más barato.

Ello puede comportar un grave problema para el asegurado que al actuar de este modo, pensando exclusivamente en el ahorro que obtendrá en el precio del seguro, no sabe, que esta actuación puede tener consecuencias posteriores en caso de siniestro en su hogar.


Un importante factor de agravación de un seguro, es que se acredite a posteriori, como consecuencia de la ocurrencia de un siniestro que los capitales de la vivienda, para contenido o para continente, son inadecuados y por debajo de su valor real.

Ello supone lo que técnicamente se conoce como infraseguro, es decir haber contratado una póliza de seguros del Hogar con un valor de seguro inferior al real.

Las compañías de seguros, aplican en estos casos lo que se denomina regla de infraseguro, lo que para personas no duchas en el sector de seguros sería una elemental regla de tres, cogiendo como factores el capital asegurado y el capital real, confrontándolos con el valor total de la indemnización por el daño sufrido.

El resultado de esta regla de tres, sería la indemnización final que la compañía de seguros pagaría al asegurado, el cual percibiría una cantidad sensiblemente inferior al valor real del daño sufrido.



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